¿Al fin un poco de tranquilidad? [Lara Goubet]

Paseaba por el sexto piso. no sabía ni que hacía alli. iba tan en simismado, que ni me había dado cuenta de donde había ido. Me paré frente a un aula. Era el Aula Vacía. Entré allí y me senté en una de las sillas que había alli. Suspiré y puse mis pies sobre la mesa. Cogí mi varita y cerré la puerta con una hechizo ''Depulso'' y dejé caer la cabeza hacia atrás.

Necesitaba algo de paz. Paz que no conseguiría en su sala común ni aunque le echara un Silencius a todos. Así que cansada, se fue a pasear por el castillo, y por ahí de la sexta planta, encontró un aula vacía. Se metió allí y se dirigió a un rinconcito, sentandose encogida de rodillas y apoyando su cabeza en ellas. Levantó la cabeza al escuchar como alguien más entraba, cerraba la puerta con un hechizo y se sentaba. Arrugó la nariz, no había sido notada y era Sandler. Suspiró. No tenía demasiadas ganas de terminar peleando como siempre.

Con un puño, golpeó la pared para llamar su atención. Si algo no le gustaba, era ser ignorada.

Levanté la cabeza al escuchar un golpe en la pared. En un rincón, vi a alguien encogido. Me fijé y vi que era Goubet. Fruncí el ceño y saqué de mi bolsillo un paquete de tabaco muggle. Mi hermano tenía unos cuantos escondidos en su cuarto y yo, aprovechaba cuando no estaba para robárselos. Encendí uno de ellos con un mechero y sonreí de medio lado.
-Goubet, si pretedes descorchar la pared, vete a un psiquiátrico.
Dije algo sarcástico.

Rodó los ojos al escuchar su comentario. Bueno, genial. La había encontrado haciendo algo tan poco inteligente como quedarse encogida en una esquina, siendo una Slytherin. Suspiró pesadamente y se puso en pie, mostrando así toda su altura. Caminó hacia él y sin pensarlo mucho, le arrebató el cigarro y le dio una lenta calada, acercándose a su rostro para soltar el humo sobre él. Podía ser muy sangre limpia, pero era muy fiestera, y había probado bastante cosas que mucha gente en su vida había hecho.

Con asco, le devolvió el cigarro-Proviniendo de tu boca, esta cosa sabe a mierda-le murmuró frunciendo la nariz y caminando lejos de Sandler, para acercarse a la ventana.

La miré con los ojos levemente entrecerrados, y volví a coger el cigarro.
-Pues te aguantas. No es a tí a quién debe gustarte, Goubet.
Dije acentuando su nombre con desprecio. La miré y le di una calada al cigarro. La miré con enfado y bajé las piernas al suelo. La miré desde mi sitio y suspiré.
-Primero en el suelo, luego te pones en la ventana... ¿Sabes que inventaron las sillas, y que sirven para sentarse?

-Pues te aguantas, no es a ti a quién debe importarle, Sandler-lo imitó poniéndo una rídicula vocecita. Retuvo el impulso de sacarle la lengua, no quedaría nada bien con una adolescente de 16 años. Se alejó de la ventana y comenzó a pasearse por la clase, deseando poner de los nervios a Alex. Sí, tenía ganas de joder.

Estube unos segundos mirándola. Iba de un lado de otro. Yo simplemente, la miraba. Me ponía algo nervioso, aunque no demasiado. La miré de arriba abajo. La chica tenía su punto... ¿Qué leches pensaba? Si era la chica que peor me caía. Sacudí la cabeza intentando sacarme la idea de la cabeza. Con la de chicas que había en Hogwarts, y tenía que pensar en Goubet... Suspiré y apoyé mi mano en la mesa y mi frente en la mano. Me levanté y me acerqué a la ventana, y tiré el cigarro por ella. Me quedé allí parada, con una mano apoyada en el marco de la ventana, mirando através de ella, de espaldas a Goubet.

Frunció el ceño y sus labios hicieron a medias un puchero. Odiaba que la gente pasara de ella. Vio la ancha espalda de su compañero y sintió un-no-sé-qué en el bajo vientre que le hizo morderse el labio. Sacudió su cabeza y estuvo a punto de darse de golpes contra la pared, pero prefirió pensar con la mente fría. Así que hizo lo primero que se le hizo a la mente: lanzar un hechizo para llamar su atención-Rictusempra-Susurró apuntando a su espalda con su varita. Fue el mejor hechizo que se le ocurrió, no lo iba a lastimar.

Escuché algo como... ¿Rictusempra? Iba a girarme cuando sentí un hechizo golpear mi espalda. ¿Qué pretendía Goubet? Comencé a reirme sin ningún motivo. Goubet, estaba loca. ¿Para qué quería hacerme reir? Era una chica extraña, pero nunca imaginé que me lanzaría ese hechizo así como así. Me giré para mirarla con una involuntaria sonrisa.
-¿Qué me quieres hacer, Goubet?
Pregunté sin dejar de reirme ningún segundo.

Al ver como se retorcía de la risa, no pudo evitar sonreír levemente. Así le gustaría verlo siempre, riendo. Frunció el ceño ante semejantes pensamientos y estuvo a punto de darse con el escritorio, pero en lugar de eso meneó la cabeza y se fue a sentar a uno de los puprites, subiendo las piernas a la mesa y cruzandolas, mientras se bajaba todo lo que podía la enagua. Al ver que no paraba de reírse y le hablaba sonriente, soltó una risotada y enarcó una cejita-Vaya, no sabía que disfrutaras tanto estando conmigo, Sandler-le dijo irónicamente, mordiéndose el labio para no reír de verdad, la risa del Slytherin era bastante contagiosa.

Vi como sonreía, y pensé que si hubiera estado bajo aquel hechizo, hubiera devuelto la sonrisa. Me puse una mano en la frente comprobando que no tenía fiebre, ya que no era lógico en mí pensar eso de Goubet. Escuché lo que decía y asentí sin poder dejar de reirme.
-Ya te gustaría a ti que disfrutara contigo de alguna manera.
Dije en un tono irónico.

Siguió soltando risitas de vez en cuando al ver que él no paraba de reír. Oh por Dios, como amaba ese hechizo. Rodó los ojos ante su comentario, sí claro, y ella se llamaba Drusila. Soltó una risotada sarcástica, claro está, sin perder la elegancia-Ya te gustaría a ti que yo te hiciera disfrutar-le enarcó una cejita, retadora. Bueno, no había querido que eso sonara como un coqueteo, pero vamos, le daba exactamente igual. Era chico y ella iba detrás de todos los que estuvieran encima del promedio. Y era Slytherin, puntos extra.

Y Lara, eres imbécil. Es Sandler, punto. No más pensamientos.

Escuché su respuesta y sonreí más, ya que su respuesta me había divertido mucho. Miré a la ventana. Después volví a mirarla de pies a cabeza. Me quedé mirándola con enfado.
-Goubet, tú me odias, y seguro que no te gusta para nada que yo este aquí... Asi que, anula el hechizo y déjame salir de aquí y cada uno con lo suyo,¿te parece?

Frunció el ceño ante su sonrisa. Ya le parecía a ella que era Sandler. Un imbécil. Bufó y escuchó lo que tenía que decir con su aire de "No me importa nada". Enarcó una ceja con sus palabras. Oh, no. Eso sonaba demasiado fácil. Y si lo dejaba salir se aburriría, cosa que no le era provechosa para nada. Pero, ¿cómo detenerlo ahí sin que se mataran en el proceso? De repente, le había agarrado un mal humor. Se encogió de hombros y sacó su varita-Finite Incantem-murmuró apuntandolo con ella y viendo como en el proceso, sus risas se cesaban. Desvió la mirada al techo, si se iba a ir, ella iba a tomar una buena siesta.

Vi su expresión y por un momento pensé que no iba a hacer nada. Me sorprendió al ver como el hechizo finalizaba y dejé de reir. Me crucé de brazo y miré la puerta.
-Gracias.
Dije en un tono, más bien de malhumor, que de agradecimiento. Caminé hacia la puerta y la abrí, dispuesto a irme. Pero al abrirla, me quedé pensando y volví a cerrarla dándome la vuelta. Me acerqué a Goubet y puse las manos en la mesa frente a la que estaba sentada, dejando mi rostro frente al suyo.
-¿No me vas a decir por qué me lanzastes ese hechizo?
Le pregunté.

Bostezó aún mirando al techo, escuchando a lo lejos su "Gracias". Se encogió de hombros, a su parecer no tenía nada que agradecerle. Suspiró y se quedó en la misma posición, escuchando como al puerta se abría y se volvía a cerrar. Genial, paz. Aburrición, más que todo. Odiaba no encontrar a alguien con quién divertirse cuando se hallaba tan espectacularmente aburrida. Y no, no era que quisiera quedarse con Sandler, porque jamás. Para nada, ella no quería quedarse con él.

Levantó la cabeza de golpe y casi sintió un mareo, al estar a punto de chocar contra la frente de su compañero. ¿En qué puta momento había llegado allí? ¿Qué no se había ido ya?-Sandler, espacio personal por favor-le reclamó entre dientes, pegandose lo más que pudo al asiento, completamente incómoda. Escuchó su pregunta y se le quedó mirando con cara de "¿Eres bruto?" Luego enarcó una cejita y sonrió levemente, al mejor estilo "Soy descendiente de Salazar Slytherin". Recuperó su confianza y esta vez se alejó del asiento para acercarse a su rostro.

-No-le respondió, con la sonrisita plasmada en su cara. No le iba a responder. Se encogió de hombros para dar énfasis a lo poco que le interesaba.

La miré con sorpresa y al escuchar su respuesta, decidí molestarla un poquito. Sonreí de medio lado con malicia y le contesté con ironía:
-¿Especio personal? ¿Desde cuándo tienes tú eso con alguien?
Le pregunté refiriéndome a que seguramente, había estado con más de medio Hogwarts, ya que lo que había dicho antes, me había hecho pensar eso.

No lo pensó demasiado. Cuando se dio cuenta, su cuerpo había ganado poder sobre su mente y lo único que se escuchó en la estancia fue un "¡Plaf!". Seguido de una mirada de furia de parte de la castaña hacia su compañero. Oh si, le había pegado una cachetada. ¿Pero quién se creía que era el imbécil? Seguramente era la última persona en el colegio que podía opinar sobre su vida privada. Más que todo cuando podía contar con los dedos de la mano los chicos con los que se había dado un beso, porque para comenzar, de eso no había pasado.

Lo empujó con fuerza con sus brazos, para quitarselo de encima y se bajó apresurada del pupitre donde estaba sentada, sin importarle demasiado que esta vez no le había refutado, sino que iba a salir por esa puerta como la gran perdedora del encuentro. No importaba, estaba fúrica.

Me habría esperado cualquier insulto, pero una bofetada, no. Aquello me recordó al día que le dije a mi hermano que iba a ser de la Brigada, y él me respondió con una bofetada. Goubet me empujó y retrocedí unos pasos. Me toqué la mejilla y parpadeé varias veces, bastante impresionado. Centré mi atención en Goubet. Vi como se dirigía a la puerta, y me puse frente a la puerta, bloqueando la salida.
Sentí como mi mejilla comenzaba a enrojecer, y me crucé de brazos.
-¿Tanto te ha molestado?
Pregunté mirándola con seriedad.

¿Pero qué este tipo no se rendía nunca? Estuvo a punto de gruñirle como un perro con rabia cuando se le atravesó en la puerta, pero entendiendo que no la iba a dejar salir, se alejó de su cuerpo y se dirigió a la ventana, intentando controlar su furia-Cállate, Sandler-le murmuró entre dientes, ignorando su pregunta completamente.

Vi como se ia hacia la ventana y apoyé la espalda en la puerta. Miré al suelo y me pregunté porque le había dicho eso. Por lo normal, pasaba de las personas que me molestaban o simplemente, les soltaba alguna ironía. Pero nunca me había metido de aquella forma con nadie. Y tampoco hubiera pensado que lo haría.
-Perdona.
Dije en voz baja, ya que casi nunca me había disculpado.

Por un momento pensé que iba a abofetearme d enuevo. Vi como su mano se dirigía a mi frente. Me quedé extrañado y con mi mano aparté la suya de mi frente.
-Quizás no me conozcas tanto como para decir si hay algún insoportable o no.
Dije algo sarcástico mientras me apartaba de la puerta y volvía a la silla donde me había sentado al principio. La miré desde la silla y decidí no seguir con el tema.
-Vete,¿a qués esperas? ¿No te querías ir?
Pregunté en un tono cansado.