Esto no es lo mío (Emily)

Hacerles pequeños obsequios a mis familiares ya se había convertido en una costumbre desde que había entrado en primer curso. No lo hacía por nada en especial, simplemente aquél año en que entré a Hogwarts comencé a sentirme creativo... y pum, se convirtió en costumbre. Estaba sentado bajo un árbol, intentando tallar una figura de madera, con las piernas estiradas y la espalda apoyada en el tronco. Pero claro, había algo malo: ¡no me salía! Nunca se me había dado bien, y había interpretado el hacer figurillas como una especie de reto. Por eso seguía haciéndolas.

Me había levantado tarde ese día, bueno, muuuuy tarde. Admitía que siempre me levantaba tarde, pero desde hace 3 días que me levantaba muuuuy tarde, y la razón era que no dormía bien. Había tenido pesadillas toda la noche de ayer y no pude dormir para nada, lo interesante era que no recordaba mis pesadillas, solo recuerdo que trataban de la Brigada Mortífaga. Pero vale, eso ya no importaba, hoy era otro día y tenía que empezarlo con el pie derecho.
Después de perderme todas mis clases y de desayunar en el Gran Comedor con mi piyama, me dirigí a mi habitación y me cambié, nada planeado, un pantalón entubado, blusa azul y unos tenis blancos, y con mi cabello suelto y lacio. No había mucha gente cuando salí.

No muy lejos de donde me encontraba pude ver una figura de un hombre, sentado en un árbol, al parecer, haciendo algo con esfuerzo. Mi curiosidad, como era de esperarse, movió mis pies y se dirigieron a él. Por encima pude ver lo que hacía.
-Quee lindaa - dije sarcástica respecto a su figura de madera, después reí un poco y dije con una sonrisa - Lo siento, ¿se puede? - apunté al lugar a lado de el, preguntando si podía sentarme.

Me rasqué la cabeza. Ugh. Intentaba hacer una especie de... bah. Ni yo sabía lo que quería, dado a que aquello era una especie de masa amorfa con mil picos. Para quedar bien podría decir que es como las estatuas de Rodin, sin acabar, pero qué va. En mi expresión podía verse que quería tallar una figura en condiciones, y que no lo conseguía. Entonces, alguien me habló. Pegué un respingo. Estaba tan concentrado que ni me di cuenta de que podría haber gente alrededor. Miré hacia la persona que me había dicho algo (ni siquiera había escuchado bien de lo embobado que estaba tratando de hacer algo decente). Asentí al ver que estaba señalando a mi lado, pues supuse que quería sentarse.
- ¡Hola!- dije, quitándome una pequeña astilla del pulgar. Argh.

Casi ni lo miraba a el cuando me permitió sentarme, estaba viendo directamente a la "figura", tal vez tratara de hacer algo así... ¿para quién? Bueno, tal vez para mi, realmente no tenía muchas personas a las que regalarles algo, pero eso estaba bien para mi, o al menos eso creía.
-Hola - saludé también, al fin viendolo. Me senté con las piernas cruzadas y las manos arriba de ellas.
-Qué haces? - pregunté curiosa, aunque ya sabía lo que hacía, quería que el me lo explicara