Descubriéndolo ~Libre~

¿Por qué nadie podía estar por los pasillos a aquellas horas y dejarse pillar? Las rondas nocturnas eran verdaderamente aburridas, en el tiempo que llevaba como prefecta, aunque no era mucho, no había pasado nada. Al principio estaba la ilusión, y ahora ya era monotonía por lo que resultaba aburrido.

Me tocaba ronda por el primer piso y la planta baja. Fui hacia la planta baja, con unas ganas tremendas de acabar la ronda y poder subir y subir, hasta llegar a la torre de Ravenclaw. Fue en ese momento cuando oí un ruido, apenas audible, pero que por el silencio y quizás la suerte, había oído a la perfección. Y que averigüé de que se trataba casi al instante, era la cerradura de la puerta. Decidí salir a ver quien o que era, por lo que saqué la varita.
-Lumos -susurré haciendo que la varita se encendiera como una linterna muggle.
Al salir al patio de entrada observé los terrenos desde allí. Pude ver entonces una figura que caminaba rápidamente, hacia el bosque prohibido. Opté por seguirla, por lo que aligeré mi paso para no perderle de vista. Al llegar al bosqué no entró sino que lo bordeó, en direccion... ¿a dónde? No lo sabía pero lo averiguaría y también quien era. No por nada en particular, sino porque cuando más me quejaba había empezado a ser diferente gracias a aquella persona. Al final llegó a su destino ya que se paró delante de unos arbustos altos, de un hueco entre dos paredes de arbustos para ser sinceros, parecía una entrada. Me fui acercando, sin quitar el hechizo que hacía que mi varita siguiera encendida y sin decir nada. Pero la persona entró caminando hacia la derecha. Volví a acelerar el paso y la seguí, finalmente le vi parado o parada un poco más lejos.
-¿Hola? -me atreví a decir-. ¿Quién eres?-dije, observando también a mi alrededor, nunca había estado allí.

Me habian seguido hasta aqui sin darme cuenta??
-No te voy a decir quien soy, porque si me has seguido hasta aqui puede ser porque seas una detective o una acosadora... y en cualquiera de los casos prefiero qe no sepas mi nombre.
Rei y avance hacia el laberinto, dejandola tras de mi. No sabia si me seguiria o no, pero si ya lo habia echo hasta aqui, porque no iba a hacerlo ahora?

Seguía cierta distancia de él, porque... definitivamente al escuchar sus palabras, era él... por lo que no le reconocí. Al ver que se marchaba tarde unos segundos pensando que hacer, pero no iba a volver a la rutina de las rondas tan pronto, por una vez que pasaba algo fuera de lo común, algo interesante.
-¡Espera! -casi grité-. Bueno en realidad no soy ninguna de las dos cosas -dije, esperando que me oyera-. Ni pienso buscar a ningún profesor ni nada... -añadí.
Ajá, era prefecta, pero en ese momento no me interesaba ponerme en ese plan.

-Es bueno saberlo
Dije quedandome quieto y sonriendo.
-Te apetece dar un paseo por el laberinto?
No esperé a que contestará. De nuevo empecé a andar hacia delante.
Miraba hacia arriba, lo alto que era el laberinto y hacia abajo para no tropezarme con nada

Sonreí cuando vi que se paraba. Aun no sabía quien era. Por la oscuridad del lugar y no haberme acercado lo bastante a él no podía decirlo con exactitud... y la voz... Estaba segura que cuando viera quien era iba a querer morirme por no haberle reconocido, era un intuición... aunque quizá me equivocara.
-¿Un paseo por el laberinto? -pregunté empezando a caminar, después de echar un vistazo a la entrada del laberinto-. ¿Te lo conoces o caminas sin saber donde te llevan los pasos? -pregunté, riendo al final.
Incluso a mi me parecía raro de la manera que había hablado con la pregunta, pero me había salido así. Acto seguido pensé que sería una buena letra para alguna canción y la apunté en un rincón de mi mente, pues era imposible escribir nada con la luz que había.

-La verdad es que no me se el camino.
Volvi a quedarme quieto en el sitio
-Mejor, más divertido supongo
La mire divertido. Me acerque a ella, la cogi de la mano y la adentré un poco.
-Y con buena compañia mucho mejor.
Le dediqué una sonrisa dulce y comencé a tirar de ella un poco

Escuché sus palabras y no pude evitar sonreír. En realidad tenía razón... sería más divertido e interesante. Cuando se acercó a mi por fin pude reconocerle. Damien LeBlanc... Solo con su nombre para mi era bastante, era la descripción de todo. No podía negar que me gustaba, y quizás más que una simple atracción. Pero tampoco me había atrevido nunca a decirle nada al respecto. No me negué de ninguna manera cuando empezó a tirar de mi, adentrándonos en el laberinto. Al final, ya no tiraba de mi, sino que caminaba a su ritmo, pero sin soltarle la mano.
-No puedo creer que no te haya reconocido antes... -comenté, soltando una risita nerviosa por lo bajo.

Sonrei sin que ella me viera.
-Querias que fuese yo?
Pregunté timidamente. Alysa era la chica perfecta, la que todos querian tener, y seguramente no sentiria por mi lo mismo que yo por ella.
Segui tirando de ella, adentrandola mas hacie el laberinto

Caminaba con la cabeza algo gacha, tímidamente cogida de su mano. Levanté la mirada, dirigiéndola hacia él, aunque no le veía muy bien la cara.
-Teniendo en cuenta que luego tendré que castigarte, se enteraran los profesores y quitaran puntos a Ravenclaw no -comenté, contradiciéndome con lo que había dicho antes.
Luego sonreí ampliamente negando con la cabeza.
-Nah, no es verdad -dije riendo un poco-. Me alegro de que seas tu -dije, sonrojándome un poco.
Por suerte el pelo me topaba parte del rostro, al llevar la cabeza agachada.

-Me vas a castigar?
No sonaba muy bien, pero teniendo en cuenta de que mis bromas me habian llevado a mas de un castigo no me importaba mucho.
-Solo me dejare castigar si eres tu la que me vigila.
No podia creerme lo que estaba diciendo. Alysa me gustaba muchisimo desde hace tiempo y nunca pensé que me atreveria a hablar asi con ella.
-Yo tambien me alegro de perderme contigo en el laberinto
La mire a los ojos y la sonrei timidamente

-Si te portas mal si -bromeé.
Diciendo aquello parecía que estuviera hablando con algún niño. Reí pero al escuchar lo segundo que dijo mi risa se volvió algo más nerviosa.
-En realidad... aún no nos hemos perdido... de momento me sé el camino -dije sonriendo.
Realmente me parecía raro y perfecto estar con él en aquel lugar, también extraño, nunca me hubiera imaginado que habláramos de aquella manera, estaba segura que no le podía gustar. Por lo que en ese momento solo pensaba que estaba bromeando.

-Te sabes el camino?
Puse carita de niño pequeño
-Asi es aburrido! Pero tengo una idea!
Saque un pañuelo de tela que tenia en el bolsillo. Lo habia cogido por si me hacia sangre con alguna planta o algo, pero de momento no lo iba a usar asi que me puse detras de ella y le tape los ojos con el.
Me acerque a su oido y la susurre
-Te dejas llevar por mi?

Asentí a su pregunta encogiéndome de hombros. No habíamos andado mucho así que no era difícil sabérselo. Vi que sacaba un pañuelo de su bolsillo.
-¿Que vas a hacer...?
Antes de terminar la frase se había colocado detrás de mi y me tapaba los ojos con él.
-No hace falta que contestes -dije sonriendo.
En ese momento oí su voz al lado de mi oído, lo que produjo que se formara un nudo en mi estómago. Tragué saliva antes de poder contestar.
-Sí... -susurré simplemente.

-Esa respuesta me gusta
Dije divertido
Volvi a cogerla de la mano y a tirar de ella.
Si despues de esto, seguia sabiendose el camino... yo me rendia.
Estuvimos unos 10 minutos dando vueltas. Yo ya estaba bastante perdido asi que me quede quieto durante un momento

Mientras caminábamos iba notando si girábamos a derecha o izquierda, pero no veía los pasillos del laberinto que podían haber, así que al final me rendí y dejé de prestarle atención. Además... estaba en un laberinto, perdiéndome en un laberinto, con el chico que me gustaba, ¿qué más podía pedir?
-¿Ya te has perdido? -dije sonriendo, al notar que paraba, aun con la venda en los ojos.

-Ammmm.... un poquito
Dije con una risa burlona.
-Pero si hacemos todo lo que hemos andado del reves, llegamos a la salida.
No estaba muy convencido de mi respuesta, pero sabia que tenia razon.

-Ya bueno... sí tú te lo crees y estás más tranquilo -dije riendo.
Seguía con el pañuelo en los ojos. Confiaba en él, sí, pero aún así si ya estábamos perdidos, que era para lo que me lo había puesto, me parecía una tontería seguir llevándolo.
-De todas maneras me da igual estar totalmente perdida... -empecé- quiero decir... por lo menos no estoy sola -reí algo nerviosa.
Tragué saliva y enseguida cambié de tema.
-¿Me puedo quitar esto ya?
Mientras decía mis últimas palabras pensé que había sido mejor tener el pañuelo en los ojos mientras decía aquello. Estaba segura que si le hubiese mirado a los ojos me hubiera ruborizado, y él lo habría notado, y entonces tendría más vergüenza.

Le quité el pañuelo de los ojos y me lo guarde en el bolsillo.
-Siempre es mejor no estar perdido solo. En realidad, nosotros no estamos perdidos, los demas son los que nos han perdido. Ellos no saben donde estamos, pero nosotros sabemos que estamos en el laberinto ¿no?
Me quedé pensando en la estupidez que habia dicho.
Miré al cielo y vi que habia muchas estrellas.
Me tumbé en el suelo, y coloqué uno de mis brazos debajo a modo de almohada.

Pestañeé unas cuantas veces seguidas cuando me quitó el pañuelo, y luego mientras hablaba le miré a los ojos. Me quedé un poco confusa con lo que había dicho, pero finalmente reí, asintiendo.
-Supongo que tienes razón.
Cuando dirigió su mirada al cielo yo hice lo mismo. El cielo estaba precioso, un montón de estrellas lo iluminaban, y la Luna estaba preciosa. Noté que ya no estaba de pie a mi lado, sino que se había tumbado en el suelo, con un brazo debajo de su cabeza. Me senté a su lado, flexionando las rodillas y rodeando mis piernas con los brazos, mientras apoyaba mi cabeza en mis rodillas y miraba de reojo a dos puntos distintos. Uno: el cielo que nos cubría; el otro: él.

-En este momento hay algo mas bonito que el cielo sabes?
La mire y sonrei, al ver que estaba mirandome de reojo.
La noche estaba completamente estrellada y mi corazon iba algo rapido, acompasado con mi respiracion.

Cuando escuché lo que dijo fijé mi vista directamente en él.
-¿Ah, si? ¿Cómo qué? -le pregunté, confundida.
Levanté la cabeza de mis rodillas, pero no deshice el abrazo en que las tenía. El corazón me iba a mil por hora... siempre me pasaba cuando estaba un rato con él hablando. Y en esa "intimidad" parecía ir más rápido aún. Me parecía patético pero no podía evitarlo.

-Pues...
Tu, tu eres lo mas bonito que hay aqui esta noche. Solo tenia que decir una palabra. Pero esa palabra no conseguia salir de mi boca y mi pulso iba muy acelerado
-Pues lo mas bonito es....
Inspiré fuerte.
-Tu sonrisa
Bueno, algo es algo. Aunque no fuera lo que tenia pensado.

Escuché lo que decía algo nerviosa, y no sin razón. Al momento me puse colorada.
-Gracias -susurré, sin que pudiera salir nada más de mi boca.
Pero aunque había escuchado lo que me había y era algo de agradecer, seguía sin creer que lo pensara realmente y que lo hubiera dicho como algo importante, sino que para él había sido simplemente un piropo cualquiera, a cualquier chica, que no cuesta decir porque no te gusta. Apoyé la frente en mis rodillas, ocultando así mi rostro, entre el pelo y los brazos. Me notaba los mofletes calientes por lo que creía que estaba más sonrojada de lo normal.

Sonrei al ver que escondia su cara entre las rodillas. El pelo le caia hacia delante y me recordaba a la niña del exorcista.
Me puse frente a ella pensando en que era el momento y el lugar perfecto para decirle lo que sentia.
Pero era complicado. Tenia un nudo en la garganta y las palabras no aparecian.
Me quede callado, arrodillado frente a ella esperando la minima señal para poder decirla que la queria

Noté que Damien se movía a mi lado pero yo no hice nada, al menos no hasta que vi que se quedaba arrodillado delante de mi. Levanté un poco la cabeza para mirarle.
-¿Qué pasa? -pregunté sonriendo.
Le notaba raro, pero no me imaginaba que podía ser, o incluso alomejor eran cosas mías y él siempre era así.