Por el patio empedrado

Estaba sentada bajo un arbol acabando mi redacción de pociones cuando escuche unas risas que provenian de unas alumnas de Slytherin con pinta de tener pocas luces. Localice el origen de las risas. Una chica estaba saltando a la comba, un ejercicio que en el mundo magico no llamaba la atencion, pero que mi madre me habia enseñado a jugar. Recogi mis cosas y las guarde en mi bolso. Me acerque a la chica con una sonrisa. -Hola. Se te da muy bien.- dije refiriendome a la comba. Espere que ella no me mandase a paseo por decirl aquello y la mire curiosa

Sonrei amistosa mirando a la chica y a su comba. -A mi nunca se me a dado bien. Mi madre me enseño, pero prefiero el quidditch. Pero a ti se te ve muy entrenada. ¿Es divertido?- dije rascandome el brazo inconscientemente mientras trataba de eludir las risas del resto de estudiantes que me empezaban a poner nerviosa. Me cruce de brazos y la segui mirando aún curiosa, casi deseando que se pusiese a saltar de nuevo para ver la coordinación de sus pies al saltar.

La escuché con atención. -Oh... pues no es que me haya dedicado a ensayar continuamente.- Reí. -Lo que pasa es que desde pequeña practico la comba. Se podría decir que al ser un juego individual, me vino siempre muy bien.- Encogí los hombros ante mi explicación. Tenía razón, en mi vida había tenido pocos amigos, por lo que los juegos que servían para una sola persona se habían convertido en mis preferidos.

Asenti mirandola amistosa. -Oye, ¿te importa si pruebo? Esque la verdad es que nunca he jugado mucho, mi madre es hija de muggles pero vivimos muy dentro del mundo de la magia asique siempre he jugado a juegos magicos, ya sabes ajedrez magico, quidditch...- sonrei divertida.

Asentí, no me importaba en absoluto prestársela, yo ya estaba un poco cansada de saltar. -Claro, toma.- Se la tendí para que la cogiese. Quizás pasaríamos un buen rato con la comba. -Puedes quedártela, te la regalo.- Me senté en un banco pequeño, esperando para ver qué hacia la chica a continuación.

Tome la comba con delicadeza y la deje caer hasta el suelo. Cuando escuche que me la daba mis mejillas enrrojecieron levemente. -Oh...vaya yo...esto, muchas gracias.- dije con una sonrisa muy ancha. Me prepare poniendo mis pies por delante del trozo de comba que tocaba el suelo. Me puse a saltar algo torpemente hasta que le cogi en tranquillo, no lo hacia tan bien como ella obviamente pero descubri asombrada que no se me daba tan mal como pensaba. Rei divertida. -Es genial-