Noche estrellada ~Fred W.~

Aquella noche no me tocaba ronda pero aún así caminaba por los pasillos. Me estaba poniendo demasiado nerviosa encerrada en mi habitación, y estar en la Sala Común no lo había solucionado. Por lo que finalmente había salido a los pasillos del colegio. Di unas cuantas vueltas por el último piso, hasta que finalmente opté por subir a la torre de astronomía, donde se vislumbraba todo el precioso cielo de aquella noche, mirar las estrellas y la luna me tranquilizaba siempre bastante. Llegué hasta lo alto de la torre, saliendo a la terraza. Me acerqué a la balaustrada y apoyé mis codos en ella, agachándome un poco. Justo en frente estaba la luna, que, aunque no era llena, era preciosa. Me quedé ensimismada mirándola, por lo que no me di cuenta cuando otra persona entró a la terraza.

No lo iba a negar nunca. Me había asustado. No había oído entrar a nadie y mucho menos esperaba que me hablaran. Di un pequeño salto, enderezándome y girándome hacia el dueño de esa voz, que había reconocido casi al instante. Sonreí ampliamente.
-¡Me has asustado! -exclamé, aunque en voz no muy alta, se suponía que no teníamos que estar ahí-. ¿Qué haces aquí? -le pregunté, sin mala intención, mientras me acercaba y le daba un beso en la mejilla en modo de saludo.

Escuché su explicación. Y cuando señaló hacia el bosque me giré un momento para ver donde señalaba, aunque lo había imaginado.
-Creo que me puedo hacer una idea -reí por lo bajo cuando me dijo lo de las bestias en el Bosque Prohibido.
Lo había dicho pensando en Peter, a quien acompañaba en cada una de sus transformaciones. Incluso en mi misma, porque aunque era una transformación voluntaria, seguía siendo en esos momentos una "bestia", más bien, lo que muchos verían como una bestia. Le seguí con la mirada cuando fue hacia la barandilla pero no le seguí. Escuché lo que me decía y levanté un poco los brazos a la vez que me encogía levemente de hombros.
-Me estaba volviendo loca en mi habitación -dije, mientras me acercaba un paso a él, al ver que el Gryffindor se acercaba.

Sonreí de lado cuando contestó a lo primero que dije. Parecía saber mucho y había cosas que no me cuadraban, aun así no dije nada, al menos de momento. También imaginaba que no me contestaría, pues sino ya me lo habría contado. Asentí a lo último que dijo, aunque no entendí lo último que dijo y le miré levantando una ceja. Se me olvidó lo que quería preguntarle cuando me fijé en sus ojos, simplemente me encantaban. En todo el verano no le había visto, y desde que habíamos vuelto a Hogwarts siempre estábamos con más gente, por lo que no era lo mismo, al menos para mi.
-Te he echado de menos... -susurré, sin apartar mi ojos de los suyos.